Gran lección

El en El primer equipo
Gran lección

"Wálter Veizaga y una muestra de todo lo que se dijo este fin de semana. (Foto: Marka Registrada)"

(Por Marcelo De la Cruz).- Me imagino a Walter Veizaga en su cuarto de Hotel de concentración en la selección nacional en Orlando Florida mirando el Facebook con mucha atención frases como: Claure ofreció más plata que Salinas, vendidos, muertos de hambre, Veizaga acordó con Claure, y mil cosas más,  pese que traté de cernir las más amarillas y las más compulsivas.

Fue un fin de semana de puteadas sin sentido porque no aprendemos todavía, no nos damos cuenta que esto de los juegos en redes sociales son así: mentirosos, invulnerables y sin sentimientos.

Claro que a primera voz impacta este tipo de noticias , obvio que a uno le queda el mal sabor de boca cuando escucha o lee estas cosas, pero también hay que destacar algo que no sabíamos bien o no lo sentíamos: Wálter Veizaga es uno de nuestros jugadores favoritos y su - posible-  ausencia hizo que nos movilizáramos más que cuando mamá se iba de casa maleta en mano.

Esto debe enseñarnos que no todo lo que se publica es verdad, o es verdad a medias que es peor; todo lo que hay dentro de este nuevo mundo globalizado e informativizado por rumores no siempre es la verdad. Y que hay la verdad y la verdad.

Pero también hay algo muy importante que tenemos que tener en cuanta:

Primero. Wálter Veizaga y cualquier otro jugador del fútbol boliviano es un profesional.  Él o quién sea  de la plantilla tiene todo el derecho de cambiar de camiseta o de país, porque ellos viven de esto. Está bien que nos afecte las partidas, la del Teto por ejemplo, pero este negocio y el fútbol es así de simple,  y por cómo van las cosas, todo seguirá así. Son libres todos para ofrecer o renunciar, para cambiar o decidir.

Segundo. Algo que aprendí cuando Oscar Sánchez pasó al frente es que uno debe ser hincha de los colores y no de los nombres. Ningún apellido es más que la Institución y que los ídolos se terminan, los caudillos se jubilan y los emblemas se desgastan. Eso ni lo duden.

Acordémonos de una premisa que siempre utilizamos como bandera: Quien se pone la oro y negro, sin importar las circunstancias, tiene nuestro respeto y nuestro recuerdo.

Esto nos deja una gran enseñanza:  hay que ser prudentes. Prudentes cuando nosotros , los periodistas, escribimos o informamos; parecería que entramos a un canibalismo por la primicia que nos desordena la integridad. Y para los que lo vemos de afuera, hay que ser prudentes también; no porque vivimos en un estado de derecho y libertad se puede hacer o escribir lo que uno quiera;  sino que desde nuestro estado de razón podemos cambiar a esta nuestra sociedad que está acostumbrada a tirar la piedra antes que mirar nuestra alma. No es justo para unos, ni para otros, no es justo simplemente.